- Pescado y Marisco Gallego de Calidad
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Furtivo: que se hace a escondidas, dicho de una persona que caza, pesca o hace leña en finca ajena, a hurto de su dueño.
Con estas palabras es como define la Real Academia Española de la Lengua (RAE) a las personas que juegan con el pan ajeno, porque aquellos que cogen lo que no les pertenece están jugando con el trabajo y la economía familiar de muchas personas, y por consiguiente con el desarrollo de la sociedad en general, afectada al ser privada del aporte de los recursos que ofrezcan los legítimos dueños.
Cuando pensamos en un furtivo viene a nuestra mente una persona que actúa fuera de la ley sustrayendo un recurso natural en cantidades tales que aporten un gran beneficio económico, pero furtivos son también aquellos que lo hacen en pequeñas cantidades con la excusa de “por coger un poco no pasa nada” sin saber que ese poco se convierte en una cantidad indecente cuando son muchos los que lo hacen, mandando al traste el trabajo de aquellos que han cuidado el recurso durante todo el año y no obtendrán ningún beneficio al ser éste esquilmado.
Los recursos naturales no están a disposición de la sociedad en general para ser aprovechados sin ningún tipo de norma, son objeto de una serie de medidas de conservación, gestión y explotación llevadas a cabo por las Administraciones y las Asociaciones de productores que permiten un uso racional y sostenible de los recursos, teniendo en cuenta aspectos de carácter ambiental, social y económico.
Las vedas y los cierres controlados son periodos que permiten el desarrollo y la reproducción de las especies, permitiendo que su ciclo biológico se desarrolle con normalidad. La continuidad de las especies está en manos de todos, debemos recordar que el delito lo comete tanto el que captura como el que compra, suponiendo un peligro no solo para la salud del medio marino, sino también para el sector que sustenta su modo de vida en él.
La costa gallega cuenta con unas excelentes condiciones para la diversidad y riqueza marina gracias a unas características geográficas únicas, donde se produce el fenómeno de los “afloramientos marinos” propiciadas por la particular topografía de sus Rías, con poca profundidad y un sistema de circulación estuárica que las convierten en una potencia mundial en producción de productos marinos de calidad.
Galicia cuenta con 1195 km de costa que van desde la frontera con Asturias, con el río Eo de frontera natural, hasta la frontera con Portugal, separada por el río Miño; 278 playas y 70 millones de m2 de zona intermareal cuyo equilibrio debe ser cuidado por parte del sector, las Administraciones y el conjunto de la población para un uso y aprovechamiento sostenible que mantenga la actividad extractiva a lo largo del tiempo.
La regularización del sector se realiza siguiendo una serie de criterios económicos y biológicos racionales que eviten la sobreexplotación de los recursos disponibles a través de la profesionalización del sector y la implantación de un marco legal como es la Ley 11/2008, de 3 de diciembre, de pesca de Galicia, que lo regulariza basándose en principios de sostenibilidad y eficacia.
Solo el sector del marisqueo genera en Galicia más de 20 mil puestos de trabajo, que sumados al sector pesquero suponen el 36% del PIB, convirtiéndolo en un sector fundamental para la economía de nuestra Comunidad Autónoma.
La actividad marisquera realiza una explotación de los recursos siguiendo una serie de normas y regulaciones que limitan el esfuerzo de captura, el control y la vigilancia administrativa a través de vedas, topes de capturas, limitaciones horarias e inspecciones que permiten gestionar el recurso limitando los problemas ecológicos y controlando el ciclo de las especies. Los trabajadores tienen la responsabilidad de vigilar y controlar los arenales, cuidar el recurso a través de limpiezas, rareos y desdobles, siembras y extracciones controladas; actividades que son realizadas mediante formación específica en la gestión productiva y empresarial de los recursos de forma colectiva y organizada a través de las Cofradías de pescadores, las cuales defienden los intereses del sector mediante planes de explotación, organización del trabajo y establecimiento de los precios de venta, incluyendo además la lucha contra el furtivismo, su peor enemigo.
El furtivismo en Galicia se caracteriza por ser una actividad endémica, asequible y fácil de practicar debido a las características geográficas de las costas gallegas, con arenales aislados y de fácil accesibilidad que hacen que los furtivos puedan acceder a cualquier hora del día de un modo rápido. El número de furtivos que actúan en las costas gallegas es muy abundante y heterogéneo, siendo los recursos disponibles para la vigilancia insuficientes para abarcar todos los puntos susceptibles de actuación, dificultando el control, la detección y denuncia de las actividades delictivas llevadas a cabo por los furtivos de las costas gallegas.
La sociedad no percibe el furtivismo con la gravedad que este tipo de actividad requiere, existe una aceptación social para determinados tipos de furtivismo, además de vías de comercialización consolidadas capaces de absorber grandes cantidades del recurso marisquero, bien a través de la venta directa al consumidor final como al sector comercializador que incluye productores, depuradores, restaurantes e incluso distribuidoras como Lonjas y pescaderías.
El furtivismo es una actividad muy peligrosa, tanto a nivel económico como biológico, pero sobretodo sanitario. Las extracciones realizadas por los furtivos no siguen ningún tipo de regulación, lo que tiene un impacto negativo en la salud de los ecosistemas y en la economía de los trabajadores que llevan a cabo la actividad de manera legal y controlada, pero lo realmente importante es el impacto que puede tener en la salud de los consumidores, poniendo en circulación productos que no están sujetos a los controles sanitarios que siguen los que entran en la cadena alimentaria de forma legal, con una trazabilidad que garantiza la puesta en el mercados de productos seguros y de calidad.
La topografía de la costa gallega es muy diversa, con zonas más abruptas en el norte de la comunidad, Rías Altas, que en las Rías Baixas, con una costa más suave y de fácil acceso. La costa rocosa presenta mayores dificultades a la hora de extraer marisco, el perfil de sus furtivos es de una persona con cierta fortaleza física que aprovecha las buenas condiciones climatológicas y máximo precio del producto para llevar a cabo el acto delictivo, mientras en las zonas de arenales de las Rías Baixas, de fácil acceso y con menor riesgo, el perfil del furtivo es más variopinto, desde menores de edad a jubilados, pasando por amas de casa y bañistas.
En un estudio llevado a cabo por la Consellería do Mar sobre el furtivismo marino y su incidencia en la Comunidad Autónoma de Galicia, se realizaba una clasificación de los distintos furtivos que operan en nuestras costas:
“Furtivo doméstico”: Se trata de personas residentes en la zona que extraen el producto para consumo propio, siendo un comportamiento aceptado por la sociedad al no ser considerada una actividad que genere alarma social. Este tipo de furtivo tiene mayor incidencia en las zonas de Fisterra, Vigo y Pontevedra.
“Furtivo vacacional” o “furtivo de bañador”: Son personas que acceden a zonas de fácil acceso y extraen marisco para consumo propio. El comportamiento es más o menos aceptado en función del perjuicio que suponga para el resto de usuarios locales. La incidencia es uniforme en todas las zonas de explotación, siendo mayor en las zonas de Arousa y Pontevedra, donde el sector turístico está más arraigado.
“Furtivos con carencias de integración social y necesidades económicas”: Son personas cuyas circunstancias personales, bien por patologías adictivas o por desempleo, les lleva a realizar la actividad como medio para obtener unos ingresos. La tolerancia de la actividad es amplia en función de la circunstancia particular. Los furtivos desempleados son más abundantes en la zona de Costa da Morte, Fisterra y A Mariña luguesa, mientras que los drogadictos actúan en zonas donde esta lacra está más extendida como son las zonas de Arousa, Fisterra y Vigo.
“Furtivo recreativo”: Son personas que disponen de licencia para la pesca recreativa, pero capturan especies para las que no están autorizados o exceden el tope fijado, poniendo en el mercado productos sin control oficial, mediante la venta directa, suponiendo en muchos casos un complemento económico a la actividad laboral principal. Los furtivos recreativos tienen mayor actividad en las zonas da Costa da Morte y Vigo.
“Furtivo profesional”: Personas que tienen el furtivismo como medio de subsistencia principal, pudiendo acompañarlo de otro tipo de actividades delictivas como pueden ser el narcotráfico. Poseen infraestructuras apropiadas para la realización de la actividad como embarcaciones con potentes motores y sistemas de vigilancia para eludir la acción de los servicios de vigilancia, a los que no dudan en amedrentar mediante amenazas y agresiones. Los furtivos profesionales tienen mayor incidencia en las zonas de Pontevedra, Fisterra, Vigo y la zona Coruña-Ferrol.
“Furtivo legal”: Se trata de personas que poseen un permiso de explotación legal, superando los topes permitidos o recogiendo ejemplares de talla inferior, en zonas prohibidas o en horarios y fechas no autorizadas para ponerlos en el mercado de forma ilegal. Es el grupo con menor identificación, siendo la zona de mayor incidencia de este tipo de furtivos la Costa da Morte.
Los furtivos están presentes en todas las zonas y cofradías gallegas, con actuaciones motivadas por diferentes justificaciones, pero con los mismos denominadores comunes como son el fácil acceso a los recursos, la aceptación social de ciertas actividades furtivas, la existencia de un mercado negro consolidado, las carencias en sistemas de vigilancia y detección y el deficiente castigo al furtivismo.
Las especies objeto de furtivismo varían en función de la demanda y época del año, siendo la temporada navideña, Semana Santa y verano cuando más se agudiza el problema y cuando es necesario emplearse a fondo en la vigilancia de nuestras costas. Supone una mayor pérdida económica para el sector productivo al existir un incremento de los precios debido a una mayor demanda de los productos.
Los moluscos son los productos marinos más afectados, siendo los bivalvos como almejas gallegas, vieiras, berberechos gallegos y navajas las especies más extraídas de forma ilegal. El pulpo gallego y el chopo también se encuentran dentro del grupo de los afectados. Entre los crustáceos, el percebe gallego, la nécora gallega, la centolla gallega y el camarón gallego son las especies más perseguidas por los amigos de lo ajeno, así como el bogavante gallego. En cuanto a peces, las capturas de pintos y maragotas, sardinas, xarda y raya son las más representativas.
Estas especies entran en el mercado negro sin ningún tipo de garantía sanitaria, suponiendo no solo un peligro para la economía del sector marisquero y pesquero sino para el consumidor, al no disponer de ninguna garantía de seguridad de los productos comercializados.
La lucha contra el furtivismo debería ser uno de los objetivos claves para la sociedad, al ser uno de los principales problemas a los que se enfrenta el sector marisquero y pesquero gallego, no solo por las pérdidas económicas que suponen sino por el grave riesgo que este tipo de actividad tiene para la salud de los consumidores.
Los mayores afectados por la lacra del furtivismo son el colectivo de las mariscadoras y mariscadores de las Cofradías gallegas, pero el daño se extiende al conjunto de la sociedad como consumidora y al propio producto como marca de nuestra tierra. Los trabajadores del mar, con duras jornadas laborales a merced de la meteorología, ven caer los precios en las Lonjas debido a la falta de demanda, al abastecerse algunos negocios como pescaderías o restaurantes a través de los furtivos. Un peligro no solo para el medio marino, con recursos esquilmados por la falta de control en la extracción, sino para el consumidor que es engañado con productos que no cuentan con garantías sanitarias.
Las medidas necesarias para erradicar el furtivismo deben realizarse siguiendo una serie de estrategias adaptadas a cada uno de los tipos de furtivismo, pasando por una mayor vigilancia y control, un mayor número de sanciones y mayores multas, además de una mayor cooperación por parte de la población, que debe ser concienciada a través de campañas informativas que expongan la realidad de una problemática tan arraigada en nuestra sociedad.
El consumidor juega un papel primordial a la hora de erradicar esta lacra, al rechazar los productos adquiridos de forma ilegal, cortando la cuerda que sostiene una actividad que perjudica al conjunto de la sociedad. Mantener la trazabilidad en los pescados y mariscos gallegos es la mejor arma para combatir el furtivismo, obteniendo productos pesqueros con todas las garantías sanitarias y de calidad, potenciando la marca Galicia y favoreciendo el crecimiento del sector, el cual repercutirá en el conjunto de la población al ser un tejido industrial clave en la economía gallega.
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Agradecimientos:
Agradecer a todas y todos los trabajadores del mar por poner a disposición de la población los mejores pescados y mariscos gallegos:
A las Administraciones Públicas: biólogos, veterinarios, guardacostas, cuerpos de seguridad del estado y personal administrativo por velar por la continuidad del sector y la seguridad alimentaria.
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